UNIÓN EVANGÉLICA BAUTISTA DE ESPAÑA-UEBE
En la década de 1870 comenzó la implantación de Iglesias Bautistas en España.
El 6 de Enero de 1893 apareció EL ECO como revista denominacional.
En 1923 se adoptó el nombre de Unión Evangélica Bautista Española (en 2008 cambió Española por de España) y en 1928 tuvo lugar la primera Convención de este grupo de Iglesias.
Actualmente la U.E.B.E. dispone de 140 lugares de culto en territorio español con unos 11.000 miembros bautizados, lo que implica alcanzar una comunidad de unas 25.000 personas. El máximo órgano es la Convención o Asamblea General, habiendo una Junta Directiva.
Forma parte de la Federación Bautista Europea y de la Alianza Bautista Mundial, siendo miembros fundadores de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE), en la que actualmente (2015) el Presidente (José Luis Andavert), el Vicepresidente (Manuel Sarrias) y el Asesor de Asuntos Jurídicos (Pablo Simarro) son miembros de iglesias de la UEBE.
Damos testimonio de haber encontrado en Jesucristo y sus enseñanzas la guía y el compromiso de vivir y compartir el Evangelio con un espíritu de servicio, libertad responsable y solidaridad, uniendo fuerzas en metas, proyectos y objetivos espirituales, sociales, humanitarios y misioneros, de acuerdo con el propósito de la Misión encomendada.
Desde la jubilación del anterior Secretario General, el Presidente Andreu Dionis está a cargo de los contactos en el correo soporte@uebe.es
El conjunto de algunos principios bíblicos nos ha distinguido desde hace siglos con una identidad:
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La absoluta soberanía de Jesucristo.
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La Biblia, única norma de fe y práctica.
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Las iglesias compuestas de mujeres y hombres convertidos a Jesucristo y bautizados por inmersión en el nombre de la Trinidad.
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Autonomía e interdependencia de las iglesias locales, con forma de gobierno congregacional.
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Sacerdocio universal de todos los creyentes.
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Un culto espiritual y sencillo.
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Mayordomía integral.
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La evangelización del mundo.
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Separación entre la iglesia y el estado.
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Defensa de la libertad religiosa y de los derechos humanos.
Somos y nos sentimos parte de la iglesia cristiana mundial. Afirmamos la necesidad de preservar la libertad de conciencia y por ello aceptamos determinadas diferencias, incluso entre nosotros.